Animación de la Unión Soviética (1946-1953)


3. La imposición del realismo socialista

3.1. La influencia de la Guerra Fría y la lucha contra el cosmopolitismo

La agresión alemana en la IIGM puede que dejara su huella en la animación soviética, pero no fue el único acontecimiento internacional relevante en la misma década. Una de las consecuencias de la victoria de la URSS en el frente oriental fue la expansión comunista en Europa del Este, dando lugar a la ocupación militar y la instauración de gobiernos títere en Bulgaria, Rumanía, Hungría, Polonia, Checoslovaquia y Alemania oriental (RDA). La creciente influencia de la URSS en Europa a partir de esta zona colchón y la expansión del ideal comunista eran contemplados como una amenaza para Estados Unidos y sus aliados (Francia y Reino Unido). La fractura de la relación con las naciones citadas era incuestionable, sobre todo tras el golpe de Praga (1948) y el bloqueo de Berlín (1948).

A partir de este momento, el mundo entra en un nuevo conflicto: la Guerra Fría. El término designa a un período de tensiones geopolíticas marcado por conflictos indirectos entre los bloques de países liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. El poder de las dos grandes potencias impuso un sistema bipolar que sustituyó a los viejos sistemas de equilibrio de poder basados en alianzas entre naciones europeas. Ambos bloques fueron configurándose a finales de la década de 1940 a partir de una serie de alianzas políticas, económicas y militares. Por un lado, el bloque occidental tuvo como base el impulso del Plan Marshall (1948) y la creación de la OTAN (1949). Por otra parte, el bloque comunista reaccionó al proyecto capitalista fundando la organización económica de la COMECON (1949) y firmando el Pacto de Varsovia (1955). Es decir, el mundo se fragmentó entre capitalistas y comunistas, derivando en una enemistad que duraría casi medio siglo.

En el interior de la nación, el rechazo del mundo capitalista a la ideología comunista y las acciones soviéticas reforzaron la propaganda antioccidental. En este sentido, surge la llamada lucha contra el cosmopolitismo, una campaña desarrollada entre 1948 y 1953 que tuvo por fin controlar y eliminar, desde el plano ideológico y cultural, las manifestaciones “cosmopolitas”, es decir, cualquier opinión y postura considerada excesivamente influenciada por Occidente y desprovista de patriotismo hacia el Estado soviético. En general, la campaña generó ataques a personalidades importantes dentro del arte, la ciencia y la cultura. Desde críticas de “sumisión a Occidente” y “formalismo burgués” hasta acciones más graves como censura editorial, despidos y arrestos. En particular, el proceso adoptó un fuerte cariz antisemita que, coincidiendo con la ruptura con Israel tras su alineamiento con el mundo occidental, hizo que los judíos soviéticos se llevaran la peor parte.


En el área de la animación, esta reacción antioccidental y exaltación patriótica (en especial, centrada en la nación rusa) dio lugar a un desafortunado episodio en Soyuzmultfilm. Según el testimonio de Kirill Malyantovich y Yevgeniy Migunov, en 1949 se convocó una asamblea con el fin de denunciar a supuestos “cosmopolitas” de forma pública. El tema central fue la influencia de Disney, que ahora en el nuevo contexto político y cultural era considerada perjudicial por imperialista y formalista. La situación requería un chivo expiatorio. Aquí los rencores y las rencillas personales jugaron un papel, con Aleksandr Ivanov acusando públicamente a su rival Ivan Ivanov-Vano de ser “cosmopolita” por cambiar su apellido y seguir fielmente a Disney en sus trabajos de 1936 a 1938. A pesar de que el artista logró sortear el peligro, la represión se cobró su víctima: Efim Abramovich Aleksandrov, subdirector del estudio. Su incapacidad para defenderse, tras ser acusado de tener en su despacho un retrato autografiado de Disney, le obligó a renunciar “voluntariamente” a su puesto de trabajo.

3.2. El dominio de la rotoscopia y la temática rusa

La represión estalinista manifestada en la renuncia de Aleksandrov ocurrió al mismo tiempo que se fraguaba un cambio de tendencia en el medio. Desde 1939, los animadores habían dejado de seguir rígidamente los fundamentos del estilo estadounidense, pero ahora la figura de Walt Disney era muy impopular por su asociación con lo extranjero, lo formalista y lo antropomórfico. Por ese motivo, la animación se acerca más al realismo socialista. Esta corriente artística surgida en la década de 1930 tenía por fin la expansión de la conciencia de clase (es decir, educar al pueblo respecto a su idea del Nuevo Hombre Soviético) por medio de la exaltación de la vida y el trabajo de la clase trabajadora. En pintura y escultura, se materializaba en imágenes de campesinos y obreros dedicados a su oficio felizmente, así como retratos heroicos de líderes y manifestantes socialistas a favor de la revolución.

En las producciones de Soyuzmultfilm, el realismo socialista se manifestó con particularidades que merece la pena mencionar. En términos formales, el naturalismo apoyado por el régimen estalinista empezó a dominar la escena gracias al dominio de la rotoscopia. La técnica de animación es idónea para trazar un movimiento realista y fluido, encajando en elencos cuyos miembros predilectos eran chico/as de corta edad. Los primeros ejemplos basados mayormente en el método Eclair fueron La flor de siete colores (1948), de Mihail Tsehanovskiy; y Cuento de un soldado (1948), de las hermanas Brumberg. El uso de este método no decaería hasta mediados de la década de 1950. En general, el estilo de dibujo se define por trazos redondeados. El infante soviético suele tener un rostro algo idealizado: ojos negros y pequeños, mejillas rosadas, piel blanca, cejas delgadas y labios encendidos. Por el contrario, los animales se volvieron más escasos en su rol protagónico y segregados a historias cortas. Su antropomorfismo persiste en el medio, pero sus rasgos humanos están minimizados al utilizar con menor asiduidad ropas, utensilios u otra clase de tecnología humana. A pesar de ello, podemos encontrarnos con algunos filmes que no renuncian a ello: El campeón (1948), La zorra edificadora (1950) o El abuelo y su nieto (1950).

En términos de contenido, es necesario hacer referencia a varias cuestiones. Como punto de partida, Soyuzmultfilm produjo un total de 71 títulos entre 1946 y 1953. Los números son casi idénticos respecto al período anteriormente analizado, pero la extensión de los filmes aumentó de forma evidente. Los cortometrajes se diferencian entre relatos cortos (10 minutos) y largos (20 minutos), surgiendo algunos que alcanzan los 30 minutos: El pescador y el pez dorado (1950), El cuento de la princesa muerta y los siete caballeros (1951) o Kashtanka (1952). La década de 1950 hizo común esta mayor amplitud hasta el punto en que se generalizó el formato del largometraje: El caballo jorobado (1947, 55 minutos), Nochebuena (1951, 48 minutos), La flor escarlata (1952, 45 minutos) y La doncella de nieve (1952, 65 minutos).

Iván Krylov, Sergey Mikhalkov y Aleksander Pushkin

En gran medida, la producción sigue inicialmente los patrones del período 1939-1945 en relación al origen de los títulos animados. La mayor parte de los filmes giran en torno al folclore y la literatura de los eslavos orientales (Rusia, Bielorrusia y Ucrania). Por esa razón, los cuentos populares siguen formando parte del núcleo de adaptaciones: El miedo ve peligro en todas partes (1946), Cuento de un soldado (1948), La campana milagrosa (1949), Una niña en el circo (1950), El molino mágico (1950), etc. Esta circunstancia, sin embargo, no evita un hecho sorprendente: las películas originales que no se inspiran en un título preexistente se han convertido en la tipología más abundante desde el fin de la guerra. Su victoria no es abrumadora, pero hay ejemplos como La canción de la alegría (1946), Viaje a la tierra de los gigantes (1947), Fedya Zaitsev (1948), ¿Quién es el primero? (1950) o Camaradas y amigos (1951). Entre los literatos relevantes destaca nuevamente el nombre de Iván Krylov (Cuarteto, 1947; La zorra edificadora, 1950; y El cuervo y el zorro. El cuco y el gallo, 1953), pero el reparto es más equilibrado: Sergey Mikhalkov (Polkan y Shavka, 1949; Un concierto en el bosque, 1953; El zorro y el estornino, 1953; y En el escenario del bosque, 1954), Valentin Katayev (La flor de siete colores, 1948; y La pipa y la jarra, 1950) o Aleksander Pushkin (El pescador y el pez dorado, 1950; y El cuento de la princesa muerta y los siete caballeros, 1951).

Esta tendencia exclusivamente proeslava, no obstante, sufre una brecha por la cual entran los relatos del extranjero y las minorías étnicas soviéticas a partir de la década de 1950. Apenas constituyen el 15% del total, pero es preciso citarlos. Por una parte, Extremo Oriente (China y Corea) figura como la región primordial: La cigüeña amarilla (1950), Los hermanos Liu (1953) y El valiente Pak (1953). Por el contrario, de Europa solo hallamos a Validub (1952), un cuento checo; y Alyonushka y su pequeño hermano Ivanushka (1953), relato oriundo de Alemania. Por otra parte, las repúblicas y minorías étnicas soviéticas igualmente escasean con obras como El cofre mágico (1950), herencia del pueblo buriato; El ciervo y el lobo (1950), oriundo de Estonia; El corazón de un hombre valiente (1951), propio de los udegué; Un cuento de la taiga (1951), relativo a la etnia evenki; y Sarmiko (1952), vinculado a los pueblos de la zona norte. A mayores, resalta el nombre de un poeta de Daguestán: Gamzat Tsadasa (El elefante y la hormiga, 1948; y El león y la liebre, 1949).

El target principal continúa apuntando a los niños, en especial entre 5 y 15 años, por la importancia del rol educativo e ideológico asignado a la animación. Educar a futuros ciudadanos para alcanzar el ideal del Nuevo Hombre Soviético solo era posible enseñándoles valores como el trabajo colectivo, el amor a la patria, el respeto a la familia, el ateísmo o el valor del trabajo y una vida saludable. Los cuentos de hadas y, en menor medida, las fábulas ya estaban inculcando estos valores y corrigiendo las malas conductas. Sin embargo, este carácter instructivo no solo resulta cada vez más visible, con moralejas directamente entregadas y explicadas por un narrador, sino que se difunde con rapidez en la producción animada: Un jardín alegre (1947), que nos introduce a la agricultura y sus obstáculos; Viaje a la tierra de los gigantes (1947), sobre la importancia de la producción nacional de carbón y hierro; Fedya Zaitsev (1948), que habla acerca de la honestidad y la responsabilidad sobre nuestros propios actos; El cuento del viejo roble (1948), interesada en la relación adecuada entre el hombre y la naturaleza; Un cuento de primavera (1949), que revela a un ganso que vuelve de África la belleza y el progreso de la URSS; Una niña en el circo (1950), donde una muchacha aprende a superar su pereza; La pipa y la jarra (1950), sobre el valor del trabajo duro; o Zai y Chik (1952), donde el imprudente Chik aprende a respetar las normas de tráfico.

3.3. Diversidad temática y reconocimiento internacional

A pesar de la inclinación educativa, la oferta de animación infantil albergó cierta diversidad en su seno. Una novedad indudable fue la aparición de historias localizadas en una Rusia contemporánea (Fedya Zaitsev, 1948; Los centinelas de los campos, 1949; o Una niña en el circo, 1950) frente a los títulos fantásticos situados en un tiempo y un lugar indeterminado. La vasta mayoría protagonizados por seres humanos, aunque desde finales de los años 40 compartieron su condición de titulares con animales parlantes en cintas que retrataban un pasado idealizado. La caracterización de las fieras, por el contrario, se volvió menos caricaturesca para profundizar en la visión naturalista (Kashtanka, 1952). La titularidad de zorros, osos, liebres y lobos prosiguió (El zorro y el mirlo, 1946; El rifle de caza, 1948; El ciervo y el lobo, 1950; y El zorro pintado, 1953), pero los demás animales que viven en el bosque (ardillas, erizos, ratones, topos, etc.) alcanzaron roles menos secundarios. Los animales domésticos tampoco se quedaron atrás, volviéndose la cara visible de cortos como Polkan y Shavka (1949) o El gatito travieso (1953).

Un grave ataque a la pluralidad fue la eliminación de la sátira política. Sus días de gloría, entre 1923 y 1935, ya habían pasado hace mucho tiempo, experimentado sólo un fuerte renacer en los tiempos de la Gran Guerra Patria. Películas propagandísticas seguían produciéndose (¡A ti, Moscú!, 1947; y Oro blanco, 1947), pero desde el fin de la IIGM, este género dirigido a un público adulto solo tuvo la oportunidad de brillar en 1949: La voz de un extranjero (1949), sátira en contra de la música jazz; El Sr. Lobo (1949), obra anticapitalista que se burla de la fragilidad de los ideales pacíficos frente al beneficio económico; y El programa de ayuda (1949), sátira sobre el Plan Marshall. Esta última fue prohibida por “errores ideológicos”, dando carpetazo al género durante un lustro. Este sabor amargo, sin embargo, podemos compensarlo con el surgimiento de varias temáticas en la animación infantil: deportes (Una pradera tranquila, 1946; El campeón, 1948; ¿Quién es el primero?, 1950; y El abuelo y su nieto, 1950), epopeya (Los cisnes, 1949; El corazón de un hombre valiente, 1951; y El valiente Pak, 1952), Navidad (Nochevieja, 1948; Cuando los árboles de Navidad se iluminan, 1950; y Nochebuena, 1951) y ciencia ficción (Vuelo a la Luna, 1953).

Esta diversidad temática no habría sido posible sin un equipo de artistas igualmente heterogéneo. La primera línea de veteranos estaba formada por Ivan Ivanov-Vano, centrado en adaptar clásicos de la literatura y el folclore ruso (El caballo jorobado, 1947); las hermanas Brumberg, cuyas películas de esta etapa solo tienen en común el protagonismo humano (Fedya Zaitsev, 1948); Olga Hodatayeva, que exploró al mismo tiempo relatos de minorías étnicas no rusas y de otras repúblicas de la URSS (Un cuento de la taiga, 1951); Mihail Tsehanovskiy, seguidor acérrimo del método Eclair (La flor de siete colores, 1948); Leonid Amalrik, que trabajó en adaptaciones rusas con Vladimir Polkovnikov (El pequeño cuello gris, 1947); Aleksandr Ivanov, que dejó las obras para público adulto y eligió historias con animales antropomórficos (El zorro pintado, 1953); Dmitriy Babichenko, que adaptó en la década de 1950 filmes no ligados a los pueblos eslavos (Los hermanos Liu, 1953); y Mstislav Pashchenko, la antigua estrella de Lenfilm elaboró cortos habitados por animales monos y juguetes (El gatito travieso, 1953).


El período de posguerra también dio la bienvenida a nuevos miembros en la dirección. Uno de ellos es Boris Dyozhkin, un seguidor del estilo Disney cuyos primeros filmes comparten el protagonismo de animales caricaturizados. Su especialidad eran las comedias deportivas, realizando varias de ellas junto a Gennady Filippov hasta su muerte. La siguiente es Aleksandra Snezhko-Blotskaya, apasionada de los relatos épicos y codirectora junto a Ivan Ivanov-Vano hasta 1952. Viktor Gromov, por el contrario, es una figura menor con un breve recorrido en títulos educativos. Por desgracia, Soyuzmultfilm también se despidió de algunos colaboradores: Vladimir Suteyev, quien abandonó la dirección por motivos personales en 1948 y escogió ser guionista; Lamis Bredis, degradado y cesado de su puesto de director a raíz del incidente con el filme prohibido (El plan de ayuda, 1949); y Panteleymon Sazonov, fallecido a los 55 años en 1950.

Esta reunión de talentos, como no podía ser menos, cosechó muchos premios en festivales de cine a lo largo de los años. La canción de la alegría (1946), de Mstislav Pashchenko, fue el primer triunfo soviético en el extranjero al ganar una medalla de bronce a mejor filme de animación en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Posteriormente, Soyuzmultfilm obtuvo diplomas, medallas y otro tipo de premios en las localidades de Bombay (India), Delhi (India), Durban (Sudáfrica), Belgrado (Yugoslavia), Mariánské Lázně y Karlovy Vary (Checoslovaquia), Cannes (Francia), Lille (Francia) y Trieste (Italia). En particular, las producciones soviéticas obtuvieron entre 1946 y 1953 alrededor de ocho premios en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary y seis premios en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Aquí los títulos más laureados son La cola del pavo real (1946), El pequeño cuello gris (1947) y El caballo jorobado (1947).

Referencias bibliográficas

-Animated films produced by the USSR released in the 1940s. Disponible en: Letterboxd.
-Animated films produced by the USSR released in the 1950s. Disponible en: Letterboxd.
-Cómo lucharon contra los “cosmopolitas” en Soyuzmultfilm. Disponible en: Kinozapiski.
-Estudio Soyuzmultfilm: Breve reseña histórica. Disponible en: WayBackMachine.
-Generaciones. Disponible en: LiveJournal.
-La lucha contra el cosmopolitismo. Disponible en: Wikipedia.
-La misión secreta de la animación soviética. Disponible en: WayBackMachine
-Soyuzmultfilm. Disponible en: Animatsiya.

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